Revista de Filosofía (La Plata), vol. 52, núm. 1, e043, junio-noviembre 2022. ISSN 2953-3392
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones en Filosofía IdIHCS (UNLP - CONICET), Departamento de Filosofía y Doctorado en Filosofía

Reseñas

Comentario en contexto de Vincent M. Colapietro, Acción, sociabilidad y drama. Un retrato pragmatista del animal humano, La Plata, Edulp, 2020

Giovanni Maddalena

Universidad de Molise, Italia
Cita sugerida: Maddalena, G. (2022). Comentario en contexto de Vincent M. Colapietro [Revisión del libro Acción, sociabilidad y drama. Un retrato pragmatista del animal humano por V. M. Colapietro]. Revista de Filosofía (La Plata), 52(1), e043. https://doi.org/10.24215/29533392e043

Vincent Colapietro es uno de los grandes lectores vivientes del pragmatismo. Hay muchos estudiosos del pragmatismo que profundizan en uno u otro tema en particular, en uno u otro autor, pero son muy pocos los que tienen una visión integrada y original del pragmatismo tal como la han tenido, en otras épocas, Richard Rorty, Hilary Putnam, John McDermott, Max Fisch y, quizás aún más significativo para nuestro autor, John E. Smith (Colapietro, 1996).

¿Cuál es la figura principal de esta lectura integrada y original del pragmatismo? Contrariamente a muchos otros intérpretes, muchas veces confundidos por el desarrollo interno del pensamiento de Peirce, Colapietro identifica en el vínculo con el idealismo hegeliano una de las claves para entender el proyecto integrado de todos los pragmatistas clásicos. Mi propia idea de que el antikantismo es un rasgo necesario para definir el pragmatismo debe mucho a esta intuición original de Colapietro, bien expresada en el artículo "Retrato de un historicista: una lectura alternativa de la semiótica peirceana" (Colapietro, 2004). No fue fácil identificar esta línea, sobre todo por la auto-declarada derivación del pensamiento de Peirce del de Kant. Sin embargo, Colapietro es un lector profundo y preciso de los manuscritos peirceanos, y uno de los defensores del método cronológico ahora instaurado en toda la erudición más destacada, que sigue en esto el pensamiento y la obra de Max Fisch. Es imposible comprender con precisión el pensamiento de Peirce sin seguir su evolución. Quien no respete este principio está condenado a no comprender un tipo de pensamiento que tiene más la constitución de una cuerda, hecha de muchos hilos finos que se entrelazan entre sí, que la de una cadena "cuya fuerza es igual a la de su eslabón más débil” (Peirce, 1992, 29).

Siguiendo con precisión y gran esfuerzo este desarrollo, el trabajo específico de Colapietro ha identificado el progresivo abandono de las posiciones de derivación kantiana y su constante acercamiento al hegelianismo por parte de Peirce, acercamiento en el que el filósofo norteamericano no podía dejar de ver el parentesco con la categoría fenomenológica de la terceridad, con el crecimiento orgánico de la mente, con el valor de la historia -también para el estudio de las ciencias-, con la concepción amplia de una realidad que va más allá de la mera existencia. Por supuesto, como se sabe por la reseña de un trabajo de Royce que Peirce no publicó en vida y que ahora se encuentra en varias antologías bajo el título "An American Plato: Review of Royce's 'Religious Aspect of Philosophy'" (Peirce, 1992, pp. 229-241), Peirce reprochó a Hegel la subestimación de la categoría de segundidad, que prevé un choque fáctico entre entidades existentes, y la de la primeridad que permanece presente e irreductible como portadora de la novedad aleatoria y de la espontaneidad, evitando así el necesario determinismo que identifica a la dialéctica hegeliana. Sin embargo, estos puntos de distanciamiento, que determinan un horizonte teórico completamente distinto al del pensador alemán, no anulan la cercanía que surge entre la lectura peirceana de una metafísica del continuo, expresada de múltiples formas técnicas y metafóricas (Maddalena, 2009, pp. 193-224), y el desarrollo evolutivo del espíritu hegeliano. Al tocar esta tecla, Colapietro ha fijado, en mi opinión, un hito del que la erudición peirceana no podrá volver atrás y a través del cual todo el movimiento pragmatista, a pesar de la leyenda de una fundación peirceana distinta de la jamesiana, adquiere una profunda unidad.

¿Cómo se estructura, sin embargo, una filosofía original a partir de esta lectura de Peirce y el pragmatismo? El corazón de la propuesta de Vincent Colapietro consiste en una lectura particular del razonamiento como práctica. Cuando razonamos, ¿no estamos acaso poniendo en acción un hábito de acción, una terceridad que recursivamente comprende la novedad de la primeridad y el choque con la realidad externa de la segundidad? ¿No nos estamos moviendo en un nivel simbólico que necesita conexiones indexadas e imaginación icónica en todo momento? El razonamiento, tal como lo perfila el pragmatismo de Colapietro, no depende pues de una facultad desencarnada y a-histórica cuyas categorías fijas encasillen la realidad para juzgarla. Por el contrario, se encuentra como parte de nuestro organismo y, como cualquier otra parte, puede ser entrenada y aumentada o despreciada y abandonada. En esto radica la gran responsabilidad humana de aumentar o disminuir la práctica de la razonabilidad. Desde este punto de vista, la lectura de Colapietro, que anula radical y pragmáticamente cualquier dualismo entre teoría y práctica, porque toda teoría, como todo razonamiento, es ya siempre una práctica, se erige como una propuesta de filosofía moral. Por eso, y ante el desconcierto de muchos, el muy preciso y sólido Colapietro, capaz de distinguir una a una las sutiles capas semióticas que forman el yo (Colapietro, 1989), se encuentra hablando de falibilismo, de reflexividad crítica, del drama de la acción, de la creatividad poética y del relato de la vida humana: son temas morales, es decir, cuestiones relativas a la posibilidad de actuar bien o mal, también y sobre todo, a partir de aquellos comportamientos que constituyen el mismo razonamiento humano.

En esta vida moral juega un papel decisivo lo que podríamos definir, aristotélicamente, como la virtud de la creatividad. En efecto, es esta virtud la que se pone en juego en la planificación y reconstrucción de los caminos de la vida, tanto en el acto único del descubrimiento científico como en el gesto político-social supremo, en la disciplina crítica como en la física. La poesía, por tanto, juega un papel crucial, como bien destaca el artículo de Nicolás Parra-Herrera (Colapietro, 2020, pp. 205-231), porque las prácticas simbólicas de la poesía son formas de crear prácticas de vida o de describir actitudes creativas. La poesía es una forma creativa de vida y la vida reflexiva es un drama poético en el que cada ser, siendo un ser humano, juega su propio destino de crecimiento o decrecimiento, de acercamiento o alejamiento de esa suprema racionalidad; es decir, de encarnar la razón misma en cada acción, que es el fin de la vida humana según Peirce (Peirce, 1998, p. 255). Es un final profundamente hegeliano, que lleva a Peirce y Colapietro a una concepción real-idealista objetiva, con connotaciones morales, dentro de la cual, sin embargo, siempre hay lugar para la irrupción de la primeridad y la iconicidad que caracterizan todo acontecimiento de novedad impredecible, que no puede contenerse en dialéctica alguna. No es casualidad que, así delineado, el marco especulativo de Colapietro esté lo más alejado posible de las enseñanzas de la filosofía analítica contemporánea, fijada en sus tecnicismos locales y anclada a un realismo pobre y de matriz positivista, o bien en una versión actualizada del trascendentalismo kantiano, incapaz de tener una visión general y de entrar en contacto con la creatividad y la poesía de vivir. Colapietro, por tanto, encuentra como compañeros de viaje en su desarrollo moralista del pragmatismo algunos momentos, en autores contemporáneos como Wittgenstein en la segunda parte de su vida o como Foucault y Derrida, que revelan las dinámicas recursivas que se encuentran en todos los niveles de la experiencia. Quizás, incluso más que al trabajo de sus contemporáneos, el trabajo de Colapietro se parece al tipo de razonamiento y atención que se encuentra en algunas obras clásicas de filosofía moral como los Pensamientos de Pascal o las Confesiones de Agustín: una forma de ver los problemas filosóficos específicos como aspectos de la historia humana más amplia, marcada por la lucha entre el bien y el mal. Desde luego, se trata de una lectura moral de nuestra época, marcada por una profunda conciencia de la evolución de los valores, pero que al mismo tiempo no renuncia a encontrar un fin y un criterio de juicio precisamente en la razonabilidad ideal que esperaba Peirce.

En esta perspectiva del drama narrativo, también me gustaría señalar la relación entre la obra de Colapietro y la de Alasdair MacIntyre (Colapietro, 2020, pp. 109-110), además explícitamente confirmada por Colapietro en el epílogo de mi primer libro (2000) sobre el filósofo escocés-estadounidense. Para ambos, en efecto, el núcleo elemental y fuente de la identidad se encuentra en el elemento de la práctica, que se desarrolla históricamente como narración. La obra de MacIntyre, en la lectura del propio Colapietro, trae al plano moral lo que había sido la revolución de Kuhn en el plano científico, contextualizando la identidad en un conjunto de prácticas que se desarrollan de determinada manera en un determinado ámbito de pertenencia, orientado a la excelencia en el logro de valores compartidos por la comunidad. La narratividad de Colapietro proporciona una definición más precisa de la práctica, a través de la fenomenología y la semiótica de Peirce a las que ya nos hemos referido, con la particular acentuación del valor y la recursividad del aspecto de la terceridad simbólica, una profundización de su valor creativo -centrándose en particular sobre la escritura, el teatro, el cine, la música-, así como en su expansión a la constitución de toda la comunidad humana. El yo así formado se une orgánicamente a todo el contexto mundial de seres vivos que son constitutivos de su identidad (Colapietro, 2020, p. 78). En la lectura moral de Colapietro, la narración se vuelve central como la teleología y la coautoría (Colapietro, 2020, p. 79 y pp. 173-194), formando una unión inseparable de teoría y práctica que tiene una dimensión ética principal. En este texto argentino, Colapietro agrega convenientemente a este cuadro, ya esbozado en trabajos anteriores, la idea de drama, como gesto del entrecruzamiento de las narrativas de diferentes sujetos y la formación de la conciencia (Colapietro, 2020, p. 14 y p. 45). En esta construcción emergen otros temas específicamente pragmatistas, que siempre tienen una estructura en la que se invierten los roles y pesos de algunas relaciones clásicas del pensamiento: el predominio del "nosotros" del que el ego es una derivación, el predominio del exterior del que el interior es una derivación, el predominio de un realismo esperanzado del que la cautela y el escepticismo práctico son sólo una derivación.

Si se puede adelantar una crítica a la filosofía de Colapietro que se desprende de este texto, será sólo una continuación y radicalización de las mismas exigencias. El hegeliano peirceano debe radicalizarse y generalizarse en un antikantismo propio de todo el proyecto pragmatista (Maddalena, 2019). La unidad entre teoría y práctica, por lo tanto, también se puede encontrar desde el lado teórico: no sólo el razonamiento es siempre una práctica, sino que la práctica es siempre un tipo de razonamiento sintético, donde este concepto, como el concepto de razonamiento analítico, necesitarán de una nueva forma de descripción de tipo pragmático. Nuestro razonamiento puede, por lo tanto, ser conceptual y analítico, capaz de definiciones y distinciones, sólo porque se encarna principalmente en acciones a través de las cuales reconocemos un significado en la experiencia cambiante y continua de la realidad. Los ritos públicos y privados, los experimentos científicos, las representaciones artísticas entran en este tipo de acciones: son todas acciones a través de las cuales descubrimos aspectos de la realidad o nuevos ángulos de aspectos que ya conocíamos (Maddalena, 2015). Las acciones que nos hacen conocer algo nuevo, gracias a su estructura fenomenológica y semiótica, se denominan gestos. Una clasificación de estos gestos y su estudio nos permite comprender la narración de la que habla Colapietro en términos más precisos, a partir de la capacidad sintética de los gestos que pueden ser observados y juzgados intersubjetivamente. Finalmente, la misma creatividad y drama pueden ser vistos desde el punto de vista lógico como momentos de nuestra empresa cognitiva, lo que también supera el antiguo dualismo del conocimiento y la comunicación: cuando comunicamos algo como cuando creamos algo, siempre estamos descubriendo y sabiendo algo nuevo. Todos estos son pasos importantes, que tal vez lleven al pensamiento pragmatista a una dimensión diferente a la de la muy aguda interpretación de la filosofía clásica estadounidense expuesta en el libro Acción, sociabilidad y drama; sin embargo, ninguna expansión o generalización sería posible sin partir de la obra de algunos grandes intérpretes, entre ellos Vincent Colapietro.

Traducción: Cristina Di Gregori, Livio Mattarollo y Giovanni Maddalena

Referencias

Colapietro, V. (1989). Peirce’s Approach to the Self. Albany (NY): Suny Press.

Colapietro, V. (1996). Reason, Experience, and God. John E. Smith in dialogue. New York: Fordham University Press.

Colapietro, V. (2000). “Postfazione”. In G. Maddalena, La lotta delle tradizioni. MacIntyre e la filosofia in America (pp. 165-179). Cuneo: L’Arciere.

Colapietro; V. (2004). “Portrait of an historicist: an alternative reading of Peircean semiotic”. Semiotiche, 2, 49-68.

Colapietro, V. (2006). “Toward a Pragmatic Conception of Practical Identity”. Transactions of the Charles S. Peirce Society, 42(2), 173-205.

Colapietro, V. (2020). Acción, sociabilidad y drama: un retrato pragmatista del animal humano. La Plata: EDULP.

Maddalena, G. (2009). Metafisica per assurdo. Soveria Mannelli (RC): Rubbettino.

Maddalena, G. (2015). The Philosophy of Gesture. Montreal: McGill-Queen’s University Press.

Maddalena, G. (2019). “Anti-Kantianism as a Necessary Characteristic of Pragmatism”. In K. P. Skowroński and S- Pihlström (eds.), Pragmatist Kant. Pragmatism, Kant, and Kantianism in the Twenty-first Century (pp. 43-59). Helsinki: Nordic Pragmatism Network.

Peirce. C. S. (1992). The Essential Peirce, Volume 1: Selected Philosophical Writings (EP1). Edited by Nathan Houser and Christian J. W. Kloesel (eds.). Indianapolis and Bloomington: Indiana University Press.

Peirce, C. S. (1998). The Essential Peirce, Volume 2: Selected Philosophical Writings (EP2), The Peirce Edition Project (Ed.). Bloomington-Indianapolis: Indiana University Press.

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