El libro de Mario Presas, Situación de la filosofía de Karl Jaspers, nos ofrece un recorrido sistemático por el pensamiento del filósofo alemán, en el que la situación y sus ideas filosóficas se van esclareciendo recíprocamente. En el momento de aparición del libro, allá por los años setenta, Jaspers era un filósofo de referencia insoslayable respecto del modo de entender la filosofía, pero con el correr de los años su figura se ha visto desplazada y su pensamiento, en el mejor de lo casos, reducido a la órbita de la filosofía de la existencia. Por esta razón, el libro de Presas reviste una doble actualidad, en tanto nos permite volver a acercarnos a un filósofo relativamente olvidado a la vez que nos muestra la singularidad de su abordaje que no resulta posible subsumir sencillamente bajo la caracterización del existencialismo.

Partiendo de la imbricación entre la obra y la vida, el libro comienza con una “Biografía filosófica” en donde se hace eco de la Aubiografia filosófica del propio Jaspers. Se desanda así la dicotomía entre vida en tanto que activa y saber en tanto que contemplativo, mostrando que el filosofar es entendido como un movimiento que conecta la existencia concreta con su esclarecimiento filosófico. Así, no se trata de que el pensamiento filosófico establezca una relación con la vida, sino más bien que supone un modo de vida efectivo atravesado por la reflexión filosófica. El recorrido por la infancia, el estudio y la docencia universitaria se detiene en la reconstrucción de dos situaciones límite decisivas en el filosofar de Jaspers: su propia enfermedad y el terror en la Alemania de Hitler. Poco antes del ascenso del nazismo en 1933, Jaspers escribe “La situación espiritual del tiempo” como una intervención pública en ese contexto decisorio. Durante el régimen nacional-socialista, Jaspers fue expulsado en 1937 de la cátedra de Filosofía en la Universidad de Heidelberg porque su esposa, Gertrud Mayer, era de origen judío y él se negaba a separarse para casarse con una aria pura, como le había sugerido un colega. Poco después, se le aplicó la expresa prohibición de publicar que se extendió durante ocho años hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Durante esos años de terror y aislamiento, Jaspers se dedicó a rehabilitar los conceptos de razón y de comunicación, por ejemplo, en las conferencias dictadas en 1935 en Holanda y tituladas “Razón y existencia”. El estudio de Presas nos muestra que el concepto de razón [Vernunft] de Jaspers se sustenta en la facultad kantiana de las ideas diferenciada del entendimiento [Verstand] como facultad de las categorías. La racionalidad fundada en la comunicación y el modo en que la amistad puede constituir un mundo compartido en el diálogo, como advirtió tempranamente Hannah Arendt, constituyen piezas claves para pensar la política contemporánea. Asimismo, en este concepto de razón de tintes kantianos, que procura desplegar una racionalidad no cientificista, Presas encuentra uno de los rasgos que diferencian su perspectiva del existencialismo así como de la filosofía heideggeriana.

Apenas finalizada la guerra, Jaspers escribe “El problema de la culpa: sobre la responsabilidad política alemana”, en donde distinguía distintas formas de culpa a la vez que instaba a la sociedad alemana a trabajar sobre ese pasado aberrante asumiendo la responsabilidad política por las acciones del Estado criminal precedente. El escrito tuvo escasa acogida en un contexto signado por la urgencia del despegue económico de Alemania y la tentativa de dejar atrás el lastre de ese pasado. En 1948, decepcionado por la negación de ese pasado y por la escasa voluntad de revisión y cambio, junto con Gertrud, Jaspers parte a Basilea, en la vecina Suiza, en donde permanecerá hasta su muerte en 1969. En el contexto de la guerra fría y la carrera espacial, escribió “La bomba atómica y el futuro de la humanidad” (1966), interviniendo activamente en la discusión pública como en cada momento de peligro que le tocó vivir durante el ajetreado siglo XX.

El estudio de Mario Presas permite situar la filosofía de Jaspers no solo en el complejo panorama político, sino también en el mapa de la filosofía del siglo pasado, reconstruyendo su confrontación abierta con la fenomenología de Husserl y con el neokantismo de Rickert, y delimitando sus contornos respecto de la denominada filosofía de la existencia –inspirada en Kant y en Kierkegaard– y de sus abordajes ontológicos, especialmente de Gabriel Marcel y de Martín Heidegger. Si estos pensadores expresamente emprenden un análisis de la existencia con el objeto de un esclarecimiento del ser, Jaspers, por el contrario, rechaza explícitamente la posibilidad de hablar del ser, esto es, se abstiene de toda pretensión ontológica. En la filosofía de Heidegger, Jaspers ve una tentativa signada por una ambigüedad que, por un lado, piensa la existencia en su singularidad y contingencia, y por otro lado, encorseta estas reflexiones en el método fenomenológico. Jaspers califica de extravío filosófico la búsqueda de una ontología fundamental que obre como base inconmovible de un saber que peligra con volverse una doctrina, esto es, un producto firmemente establecido erosionando el abordaje mismo de la existencia.

El corazón del libro es constituido por lo que Presas denomina “el centro del filosofar” de Jaspers, que se encuentra dado por el legado kantiano y su peculiar reapropiación del mismo. Se despliega así en profundidad la hipótesis de lectura que propone un acercamiento a la filosofía de Jaspers, como reza el subtítulo del libro, con especial consideración de su base kantiana. Presas halla una correlación entre cada una de las tres partes de la obra fundamental de Jaspers, Filosofía, y las tres célebres preguntas de Kant: ¿Qué puedo saber?, ¿Qué debo hacer? y ¿Qué me es permitido esperar? La obra de Jaspers se muestra así como un intento de transitar esas preguntas, no para resolverlas, puesto que la filosofía nunca soluciona definitivamente ni cierra los problemas, sino para esclarecerlas y abrir nuevas perspectivas reflexivas y prácticas. El pensar filosófico fundado en la razón (Vernunf) parte del conocimiento de las ciencias para retroceder, en primer lugar hacia la condición de posibilidad de los objetos, y en segundo lugar hacia el mundo como totalidad, llegando de este modo a los límites de lo objetivo y del mundo. El filosofar comienza con esta experiencia del límite efectuando un “salto” respecto del conocimiento científico, buscando aclarar la existencia y sus modos de referir al lenguaje cifrado de la trascendencia. A partir de esto, Presas despliega las teorías de Jaspers de lo abarcante o englobante [das Umgreifende], exhibiendo la tarea filosófica en su aspiración y especificidad respecto de las creencias religiosas y de la ciencia.

Este libro constituye un estudio del pensamiento de Karl Jaspers que a la vez nos ofrece una vía de acceso a discusiones filosóficas fundamentales de la filosofía contemporánea. Siendo asimismo el resultado de su investigación doctoral, dirigida por el profesor Emilio Estiú y defendida en 1974 en la Universidad Nacional de La Plata, nos permite apreciar el modo en que puede forjarse y organizarse un trabajo de esta naturaleza. Compartimos estas palabras como un humilde y sentido homenaje en su nonagésimo aniversario al profesor Mario Presas, quien supo abrirnos los escarpados caminos del idioma alemán y los frondosos paisajes de la filosofía continental contemporánea. Esperamos sean también estas palabras una invitación a leer este libro, el primero de otros que también aquí encontrarán reseñados, y que constituyen la obra y el legado vivo de quien ha sido maestro de varias generaciones de nuestra comunidad filosófica.